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El principio del fin de la libertad en el mundo online o una evolución hacia un Internet más seguro para todos los usuarios. Estas son las dos incógnitas que habrá que resolver después de que el pasado 12 de septiembre El Europarlament aprobara la reforma de la Ley del Copyright Online, en la sede de Estrasburgo. La modificación de la ley, no exenta de controversia entre los diputados de la Eurocámara, entró en vigor en 2001 y actualmente se ha reformulado con el objetivo de defender los derechos de los autores que difunden sus obras, protegiéndolas del uso que hacen grandes plataformas como Google, Facebook, Youtube o Reddit.
Algunos medios que difunden gratuitamente contenidos como Wikipedia, una de las plataformas más damnificadas si entra en vigor de la nueva Ley Online, ya ha demostrado su desacuerdo con esta propuesta, cerrando temporalmente el web como señal de protesta. La última palabra, de momento, la tendrá otra vez el Parlamento Europeo, en enero de 2019, en el segundo y último asalto para decidir si se instaura un nuevo orden a Internet que beneficie a todos internautas, o por el contrario, sólo a los creadores de contenidos y a los medios de comunicación.
Para entender los cambios que supondría la aprobación final de la reforma de la Ley, hay que poner de relieve cuáles son los artículos que comportarán esta transformación del mundo online. En este caso, se centra en los artículos 11 y 13 de la Ley de Copyright Online. Dos textos que recogen entre otros puntos, las indemnizaciones económicas para difundir contenidos sin la autorización de sus creadores o la responsabilización por parte de las grandes plataformas de supervisar la información que se divulgue a los sitios web y a las redes sociales.
En primer lugar, el artículo 11 de la ley incluye el derecho para los autores de prensa escrita a autorizar o prohibir a medios de difusión de contenidos como Google News reproducir sus propias publicaciones, de forma que podrán decidir si quieren cobrar para utilizarlas. Esta reforma de la Ley de Copyright Online no sólo afecta a las noticias que se encuentran en las páginas web y a los enlaces, sino que también a los snippets o fragmentos de noticias que aparecen en los buscadores. Otros, como las plataformas comerciales como Youtube, la Ley las responsabilizará de acuerdo con lo que los usuarios suban a la red, de manera que tendrán que tomar medidas proporcionales para los contenidos inapropiados que violen los derechos de autor de obras protegidas.
Por otro lado, el artículo 13 es el que ha provocado un mayor alud de críticas. El texto incluye la obligación de controlar los contenidos, instando a plataformas como Twitter, Facebook o el mismo Google a utilizar herramientas para reconocer si se están vulnerando los derechos de autor en las obras antes que circulen por la red. Un cambio significativo ya que hasta hoy solo se realizaba un control posterior, después de haber publicado el contenido.
Este cambio en las reglas del juego de Internet ha sido, por supuesto, motivo de controversia entre diferentes colectivos propietarios de páginas web y también entre los mismos eurodiputados de la cámara. En este sentido, hay parlamentarios que defienden y ven necesaria esta evolución para proteger la autoría de los contenidos que se difunden en las redes y, por el contrario, hay otros se oponen frontalmente. “Extremadamente rígida” y un “atentado contra la libertad de expresión” son algunos ejemplos de opiniones que ha suscitado esta controvertida legislación online.
Los sectores que defienden la Ley de Copyright consideran que se trata de una modernización y una mejora de la normativa que defenderá para siempre los derechos de autor de la red. Sin embargo, considera que la normativa ha sido reformulada para ser más estricta con las grandes plataformas, pero al mismo tiempo más “flexibles” para los pequeños portales web y blogs. En estos últimos casos, una de las medidas que verían en buenos ojos sería, por ejemplo, ofrecer instrumentos para reclamar la publicación de algunos contenidos que se han desautorizado, de forma arbitraria. De este modo se continuaría defendiendo los derechos de autoría y se abriría una ventana de “diálogo” donde se atenderían las peticiones que presenten los usuarios.
Por el contrario, como todas las leyes que proponen cambios notables en la manera como las personas interactúan con el mundo, la Ley de Copyright Online suma un gran número de críticos que no confían en la viabilidad de las nuevas medidas. Y esto es debido a la incertidumbre sobre hacia dónde puede llegar a evolucionar la Ley en los próximos años. Muchos consideran que en principio sólo se trata de una censura preventiva, pero que en un futuro esto puede comportar que los algoritmos de Internet acaben imponiendo la censura en otros aspectos, como las opiniones de los usuarios.
En cualquier caso, habrá que esperar a los resultados de la última votación que tendrá lugar en enero, cuando se dictará si finalmente seguimos con el modelo actual o si realmente nos encontramos ante uno de los cambios más importantes en toda la historia de Internet.
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